La incertidumbre, catalizadora de la historia, domina hoy cualquier análisis sobre el futuro. Desde hace 100 años (aunque con una velocidad de expansión e impacto mucho menor que la gripe española, por ejemplo, que tuvo una mayor letalidad) el mundo no vive una situación bisagra como la que plantea esta pandemia, de fin de época e inauguración de otra nueva.
La complejidad del mundo pre pandemia, que transcurría en cámara lenta, parece haberse disparado en una aceleración que nos lleva sin que sepamos bien a dónde y cómo controlarlo. Las disputas geopolíticas y comerciales, el narcotráfico, la profundización de las grietas ideológicas, la evolución tecnológica irreversible y su impacto en el mercado laboral, la cuestión ambiental que atraviesa fronteras, edades y estratos sociales, el dilema social y la pobreza, las brechas educativas, las corrientes inmigratorias por disputas raciales o territoriales y, fundamentalmente, la crisis de las instituciones, nos coloca abruptamente en un escenario de vacío de poder. O en todo caso de reconfiguración del mismo.
Vivimos en una época en que las preguntas superan a las respuestas.
¿Cómo seguirá el mundo después de la pandemia? ¿Cuáles serán las nuevas tecnologías que utilizaremos? ¿Habrá más desempleo? ¿Aumentará la desigualdad? ¿Está en peligro la vida privada por la apropiación de datos personales en internet? ¿Habrá un control social que afecte la libertad? ¿Asistiremos a un colapso ambiental del planeta?
Argentina no escapa a esos interrogantes y suma otros que son igualmente graves: ¿generaremos políticas de Estado perdurables? ¿Tendremos un Estado más moderno y eficiente y un sector privado más solidario? ¿Modernizaremos el sistema de partidos políticos y la calidad de la clase dirigente? ¿Conseguiremos consolidar un sistema real de seguridad jurídica y previsibilidad institucional? ¿Apuntalaremos de manera definitiva las políticas de género?
En países como Alemania o Estados Unidos hay centros diseñados específicamente para pensar estos problemas, que son diferentes a las universidades. Pero en Argentina no hay un ámbito lo suficientemente amplio para pensar las soluciones a estos problemas que son los que realmente preocupan a cada uno de nosotros.
Por eso, como finalmente nuestra mirada se detendrá en la realidad local, debemos saber que la Argentina no es ni va a ser ajena a esos efectos. Y entonces, pensar, debatir y definir políticas públicas en Argentina debe pasar un filtro metodológico que implique en primer lugar tratar de entender el contexto mundial.
La Argentina debe y puede insertarse en el mundo, delineando una senda virtuosa local. Esto implica creatividad, imaginación, trabajo duro y compromiso de los ciudadanos con la unidad nacional para diseñar un modelo exitoso, que incluya desarrollo sustentable y potente, que sea producto del consenso, y que destierre finalmente los ciclos de ¨stop and go, stop¨ que han caracterizado a la Argentina de la democracia.
La gran mayoría de los desafíos mencionados no tienen solución en los mecanismos de diálogo social y político y se judicializan. Por eso el Poder Judicial se ha transformado en el centro del debate institucional, ya que el torrente de conflictos inunda un sistema diseñado con ideas de hace doscientos años, con una organización de hace cien y con un entrecruzamiento de presiones que dificulta su funcionamiento.
Si todos queremos ir al Poder Judicial porque pensamos que es la última barrera que debe defender nuestros derechos, empecemos por esa institución, y luego veamos cómo se pueden solucionar temas de otros poderes del Estado, de la sociedad y de la economía.
Publyca.org está diseñada para cumplir con ese objetivo, convocando a intelectuales, y referentes en cada uno de esos temas para reflexionar sobre los problemas y proponer soluciones.
Es una oportunidad única, crucial y creadora de «resilientes». La historia nos ha demostrado que las crisis siempre plantean oportunidades.
Entre todos plantearemos interrogantes y buscaremos algunas respuestas a este disparador: «Pandemia 2021, ¿cómo salimos de esto?».
Maria Bourdin es editora de Publyca.org